domingo, 26 de octubre de 2014

Cassette

Imagen obtenida de Tumblr

Preámbulo

Así como uno percibe las cosas desde un único punto de vista ante determinadas situaciones o escenas, eso no quiere decir que ésta sea la correcta, incorrecta o inclusive la única. Una relación consta principalmente de dos individuos, lo que se pretende a continuación, estimado lector, es brindar ambas perspectivas de una misma situación, ver con los ojos del otro, sentir con el tacto ajeno, percibir, sufrir, estremecerse y gozar en la forma en que lo hacemos habitualmente y, a la vez, poder entrar en un ámbito desconocido, el del individuo que tenemos enfrente nuestro… tantas veces hacemos oídos sordos, o nos olvidamos de que existe otro que recibe lo que damos en el afán de nuestro egoísmo y egocentrismo.

Por tanto, como un cassette, el cual tiene dos caras, a continuación se presentará la misma escena vivida desde los dos puntos de vista, opuestos, enfrentados, percibiendo en cada caso lo que se supone del otro mientras sólo se conoce lo que se vive en carne propia.

Lado A

Bajo esa cálida penumbra primaveral, recién salida de tomar una ducha reconfortante y relajante, caí desplomada sobre el montón de plumas y resortes que se adecuaban a mi silueta... de fondo y de manera casi imperceptible, una melodía inundaba el ambiente...

Cada frase que se desprendía de mi garganta era sólo para anunciar precipitadamente como sería la escena en la cual me convertiría en protagonista principal; como secuaces se hallaban tus caricias, de personajes secundarios, tus besos; y me es imposible no mencionar a los extras de este film... entre ellos, tus lamidas jugosas y suculentas, y su contra partes, mis más profundos y placenteros gemidos.

Ya en ese momento estaba todo dispuesto, era imposible echarse atrás ante la multitud ansiosa... mis más sinceros temores y vergüenzas se vieron opacadas, se desvanecieron apenas los reflectores de tus ojos centran la mirada en mí. Es hora de comenzar el hermoso espectáculo... con impaciencia, mis manos se encargan de recorrer cada centímetro de mi cuerpo, siguiendo un orden estricto, se dirigen de norte a sur y de este a oeste, cubriendo de esta forma todo el territorio posible.

Las palmas se topan rápidamente con dos enormes montículos suaves y acogedores, se interesan por ellos y los recorren, exploran e investigan su textura y densidad. Repentinamente encuentran en cada uno de dichos montículos una condensación particular, cuanto más se empecinaban las yemas en reconocerlos, éstos se erguían más y más, se tensaban estrepitosamente al punto que parecían rocas.

La simple idea de que tus manos se posen sobre ellos y reciban un poco de tu afecto, era motivo suficiente para que mantuvieran su posición; incluso no pude dejar escapar la posibilidad de que tus labios se aferraran a ellos, humedeciéndolos o, siendo un poco más salvaje, te atrevieras a repartirles bastos mordiscos. Son ambiciosos, piden más y más, celosos uno del otro compiten por satisfacer tu morbo, incluso al presionarlos firmemente en el lugar indicado, dejan escapar un poco de su esencia líquida, sabiendo que eso te vuelve loco.

Una de mis manos se aventura en poco más allá de lo que la vista sobre esa montaña le permitió, se adentró en la llanura de la perdición, la otra quedóse torturando con esmero el pezón. La aventura que depararía luego de extensa e intensa caminata derivaría en mi vientre, revuelto de sensaciones extremas... Sigue sigilosamente su camino y llega hasta el preciado monte de Venus.

Pronto se divisa la cerca de mi ropa interior, meciéndose de un lado al otro intentando encontrar una entrada o hueco para escabullirse, provoca cosquillas que me desbordan y causan leves convulsiones junto con el esbozo de una sonrisa delicada. Como si el tiempo fuera deteniéndose, los movimientos se desplazan con más lentitud, mi piel inquieta comienza a elevar su temperatura, casi hasta arder del deseo, añorando sentir tu respiración sobre ella.

Hurgando en los bordes de mis caderas, mis dedos intentan adentrarse en la fortaleza contenida por esa tela con puntilla, y lo consiguen luego de un pequeño forcejeo; ahora, mis dedos con plena libertad para actuar, se adentran en lo más profundo de la oscuridad, valiéndose sólo por su sentido más agudo... el tacto.

Al llegar al punto supremo superior, estalla un suspiro abrumador, mi tímido clítoris escapó de su cobija para jugar con mis dedos ardientes... y a medida que su interacción se incrementa, noto como toda la cavidad se va humedeciendo, al punto tal de estar analógicamente en una piscina, él y mis dedos; incluso ahogan un sonido particular de satisfacción - ¿Podes oírlo? -

Involuntariamente mi pelvis se va retorciendo, mezcla de dulce calvario y apetitoso espasmo... Mi mente sucia no puede dejar de imaginar que sos vos quien causa tales efectos, esas sensaciones fantásticas.

Inconscientemente el movimiento, la interacción entre los dos partícipes del placer se acelera; el recorrido de mi yema abarca más territorio, pareciendo no conforme del todo... y se adentra en la cavidad más ardiente y húmeda... las paredes de la misma emanan un sudor hipnotizante; dubitativo, juega a ingresar allí y salir despavorido, cosa que me encanta. Mi otra mano, castiga delicadamente mi pecho, en composé, logran que toda mi piel se erice y yo, cada vez más a punto de perder el sentido.

Al divisar que la melodía de fondo se encuentra próxima a finalizar, decido que dicho cierre sea a la par... incremento la velocidad e intensidad de mis movimientos, mi cuerpo toma posesión y empiezan a destellar oscilaciones incomprensibles... Te imagino acechándome desde la oscuridad del rincón de esta habitación, carcomiéndote los labios, brindándote un show único; y la sensación de tu mirada clavada en mí me enciende aún más, mis fantasías explotan a flor de piel.

Esa sensación intensa e incontenible se va apropiando de mi cuerpo de a poco, quisiera que desearas este clímax más que yo en estos momentos; aparto la mirada y la idea de tus ojos contemplando el lujurioso panorama y transmitiéndome tus deseos a través de la mirada es mi perdición.

Mis neuronas por fin estallan y liberan el contenido condensado del placer... se agudiza mi voz en un alarido placentero, un gemido espontáneo y sincero. Todo mi cuerpo yace abatido, sin voluntad ni fuerzas para efectuar el más mínimo movimiento.

Sólo me queda aguardar que tomes el impulso necesario y te metas en mi cama...

Lado B

Se fue escapando lentamente el ocaso en esa cálida tarde de primavera, dando y abriéndose paso estrepitosamente la noche y la calma de sus aposentos.

Luego de escuchar ansiosamente esa lluvia artificial por aproximadamente unos veinte minutos y deleitándome con el reflejo tras la cortina de baño de una encantadora silueta, la puerta del toilette se cerró repentinamente; unos segundos más tarde volvió a abrirse y de aquel cuarto desfilaba con una precisión perfecta de balanceo de caderas y piernas, una criatura finamente esculpida, cubierta por una bata de algodón que caía en cascada.

Inmóvil y con la boca semiabierta me quedé presenciando uno de los paisajes más bellos jamás contemplados... el algodón se deslizó por tu sedosa piel hasta chocar violentamente contra el suelo... te desvaneciste sobre la acogedora cama, la cual se iba amoldando a tu cuerpo a medida que te acomodabas.

Se me ocurrió la tormentosa idea de ambientar la situación poniendo melodías que hicieran de acompañantes o testigos, o simplemente para cerciorarme de que no era un sueño. Hubiera jurado que existía una leve sincronía entre lo que oía y lo que veía.

Si ya de por sí me encontraba anonadado, la más erótica de las escenas daba inicio ante mis pupilas completamente dilatadas. Concentré mi absoluta atención al bamboleo de tus manos que no se decidían por un camino certero, hasta que comenzaron las lentas caricias por el cuello, como marcando territorio, y suavemente fueron descendiendo... de izquierda a derecha abarcaban todo el terreno; hasta toparse de repente con tus senos... como si jamás los hubieran conocido, las palmas comenzaron una expedición completa, bordearon esas montañosas y suculentas prominencias.

Debo admitir que a este punto me encontraba tan compenetrado con lo que veía que dejé escapar un hilo de baba de mi boca entreabierta; y el zumbido de mi corazón que se incrementaba a cada segundo, opacaban la música ambiental... estaba en completa conexión con tu mente.

Tus delicados dedos se enfrentaron con suaves tumultos que quisiste reconocer, mas su forma se erguía conforme las yemas los iban bordeando y acercándose... me imaginé al pasar, la morbosa idea de ser el protagonista de esa aventura, y que mis manos realizaran la exploración, o que mis labios humedecieran y se aferraran a esos tumultos encantadores... mi lengua se relamía y frotaba contra el filo de mis dientes de tan sólo imaginarme presente en aquella situación.

Pude apreciar como una de tus manos inquietas, más precisamente la izquierda, no conforme con las migajas de placer repartido, se deslizó sigilosamente por el centro de tu pecho, y descendiendo abruptamente llegó a tu sensual vientre, indagando un poco más allá, por inquieta o quisquillosa, continuó su recorrido y se posó sobre tu famoso monte de Venus.

La puntilla bordada de tu ropa interior sensual, contuvieron el desplazamiento de tus dedos, quienes no se rindieron y buscaron flancos por donde escabullirse. De un lado al otro y provocándote una risa bastante particular y contagiosa, tu cuerpo comienza a convulsionar levemente... tomo una foto mental del momento para recurrir a ella cuando se me apetezca. Es piel de seda que te recubre, comienza a tornarse menos pálida y más rosada, es perceptible el incremento de la temperatura ambiental... y aunque quisiera disminuirla a base de soplidos, me hallo petrificado.

Por el reborde de tus caderas, la muralla que hace instantes era impenetrable, había quedado reducida a un elástico vencido por la necesidad; se puede apreciar como el recorrido de tus dedos te desorbita de una manera muy alocada. Con la tenue luz que nos envuelve, disparás un suspiro encantador, lo que me indica que se encendió una chispa ideal entre tus dedos y la zona más erógena de tu cuerpo. El sonido de elíxires internos ponen en jaque mis oídos... Lo escucho y me estremezco.

Tu cuerpo comienza a retorcerse involuntariamente, una contorsión fabulosa, asombrosa... en mi cabeza resuena el deseo de ser yo quien provoque tales efectos.

Como si el tiempo se escurriera con más velocidad, la intensidad y la aceleración de tus movimientos se incrementaba, mera ilusión óptica... la viva imagen de tu mano por completo recubierta por tus telas íntimas, dan lugar a mi lujuria, evocan un vendaval de fantasías... tus dedos parecen sumergirse y desaparecer entre tus piernas y el polen brota, hace ebullición de allí formando un caudaloso y resbaladizo río que se aferra a tu entrepierna y la parte interior de tus muslos.

Tu piel, ya desteñida por completo en gama de rosas y rojos intensos brindan un marco único; los abruptos espasmos que emanan tus músculos no tienen miramiento... me percato de que la melodía se encuentra pronta a acabar y leo como por arte de magia tu idea de acabar junto a ella... me incorporo para contemplar el "grand finale", la impaciencia hace que me muerda los labios, mi mirada no se aparta de allí, ni siquiera me doy cuenta, pero no pestañeo, no hay segundo que se pueda desperdiciar.

Te vas preparando para convulsionar, para entrar en shock por completo; de repente tus ojos hace una conexión mística con los míos, tus retina reflejan el dulce sabor del clímax y cual explosión inmensurable, se desvían y entrecierran apuntando a la nada, al infinito.

El gemido estrepitoso e intenso aplaca un poco mis deseos por devorarte... actos reflejos de tus músculos tensionados desconectándose hasta que finalmente te hallás abatida por completo.

Sólo me queda tomar el impulso necesario e ingresar a su cama junto a ella...

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