Si de criaturas fantásticas hablamos, encontraríamos una variedad incontable de ellas, más altas, más bajas, más horrorosas o encantadoras que otras... pero ninguna de ellas se compara con una raza en particular de espectros crepusculares como son las vampirezas.
Siluetas desdibujadas entre la imaginación y las tinieblas, son las princesas de la oscuridad y encierran en sí una serie de leyendas e historias tras el velo de sus ojos que pocos se atreven a afirmar con certeza.
Se tiene muy en claro por concepto propio heredado de la sociedad que son reinas de las penumbras y que salen de cacería o para alimentarse ni bien se oculta el ocaso. Hay algo de verosimilitud en eso pero también alto grado de desconocimiento, lo cual causa poca certeza en los comentarios que la muchedumbre comparte.
Por más que la creencia común las adorne de forma decorosa, mantienen un lineamiento que proviene de eras mucho anteriores, siglos pasados... no quisiera escatimar en detalles, pero son tantos y tan minuciosos que no quisiera pasar por alto ninguno. El camino será de norte a sur tratando de lograr percibir y transmitir la peculiaridad en estado puro, sin filtros ni aditivos.
Desde la simple presencia se aprecia una figura espectral, singular, de puntillosas curvas esculpidas en mármol de la palidez más pura; pequeñas salpicaduras de sangre ya coagulada se convirtieron en esbeltos lunares haciendo tributo la inmensa sonámbula... y se recubren por seda tersa y delicada.
Sus cabellos varían en tonos generalmente oscuros, casi tenebrosos... se han visto pocas especies en donde éstos sean como el trigo y sus espigas, y en dichos casos, se denota la tonalidad apagada o desgastada, en proceso de cambio.
Tienen ojos que son portales a otras dimensiones, sin importar la decoloración, al admirarlos uno percibe sensaciones inimaginables, como la brisa del mar y el sabor a yodo y sal; o la desesperación del desierto, su inmenso calor y la necesidad de beber al menos una gota de agua, o en el mejor de los casos, la gloria de una galaxia y la admiración de sus constelaciones en privado...
Todo ese fulgor arrebatador que cuando volvemos en sí añoramos, pero que puede contemplarse a los pies de sus sombras... el morado o rojo escarlata predomina como tinte labial, desprendiéndose de ellos leves menudencias líquidas de sus presas, agregan un toque particular a sus rostros, un indicador de morbosidad pagana.
Es verídico que en su inventario poseen colmillos capaces de despedazar la carne y beber elixir humano, mas hay una leve mal interpretación, no son utilizados solamente para dicho fin... créanlo o no, tienen la sensibilidad para conectarse con lo que tocan de una forma más profunda y emocional.
¿Y por qué digo esto? He sido partícipe voluntario a entregarme por el sólo hecho de apreciar lo desconocido, y la sorpresa fue tan grande que no existen palabras para describirla... al principio un frío intenso y contracturante, seguido por una leve presión yugular y la sensación de asfixia temporal te invade las entrañas y pone a todo tu cuerpo en estado de alerta; luego la condensación de su respirar tranquiliza y relaja, por último la mezcla de néctar labial y saliva, cicatrizan la herida que pudieran causar... esbozan una sonrisa de satisfacción y uno se desvanece entre sus brazos pidiendo desoladamente un poco más; hasta que el amanecer las espanta y dejan en la piel sus marcas más vehementes...
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