…Y cualquiera creería que viene ya de otras épocas, alzando su estandarte particular, y nadie le pagó absolutamente nada por izar la bandera del idealismo revolucionario; se decidió y eligió no ser uno más de los cuadrados cabeza que abundan en la república, él decidió ser distinto y caer redondo ante sus pensamientos antes que venderlos y ser un mercader del amor.
¿Cómo llegó? No se sabe con coherencia y exactitud, se dice que su taxi tóxico viajó a través de los fuegos de Octubre y llegó a oídos de lobos hambrientos que no quisieron masacrar corderos atados… una versión casi descartada dice que tomó el último bondi a Finisterre y que se bajó una parada antes de la terminal… de una u otra manera el rey Momo llegó a nosotros; su mánager, Patricio Rey, hizo todo lo posible para que las bandas sonaran fuerte y claro, ahí su voz fue la que marcó tendencia, revolvió cerebros aparentemente huecos e implementó una forma de pensar distinta, una especie de polvo negro instamatic, adictivo hasta la coronilla y tan dulce como el culo de la hija del fletero.
Una vez que se instaló, lanzó una carcajada ronca y tímida… ¡Jijiji! Retumbó en los parlantes y luego saboreó los cerebros de los allí presentes como buen caníbal que es… pensar que el simple pibe de los astilleros en su puta vida había imaginado algo así, ahora degustaba queso ruso que le empalagaba el paladar, y lo hacía por moda, porque estando ahí arriba era el mínimo lujo que se podía permitir, y quizás, por las noches lloraba pensando en la espalda de la pequeña novia del carioca, que estaba dormida en su cama king size y él, mordiéndose las entrañas para poder escapar.
Y amanecía y decía “¡Maldición! Va a ser un día hermoso”, mientras quería seguir durmiendo un par de horas más. Su vida pasó a transformarse en un infierno encantador, en donde él era el dealer del rock idealista indomado; Susanita le dejó un buen sabor en los labios pese a que ya no estaba a su lado, por eso se convirtió en el capitán Buscapina y huyó a Honolulú para olvidar sus penas, su reina Momo se transformó en un tal Bridgitte Bardot moderna, tuvo que restarle importancia para que no lo afectara… fue como si la cruz roja lo hubiese fusilado sentimentalmente, borrón y cuenta nueva.
De sus despliegues escenográficos, el blues era la artillería pesada, tranquila y fulminante a los oídos de sus seguidores que se acrecentaban exponencialmente, una avalancha que no pudo evitar. Cuando se es bueno hay que pagar el precio… sumido cada vez más en las noticias de ayer, su divina TV Führer se convirtió en otro bodrio que abandonaría; sólo le iba quedando su música para pastillas y alguna que otra piba con la remera de Greenpeace que tenía dos dedos de frente y los pies sobre la tierra.
Ahora sus mañanas iban decoradas de “Es hora de levantarse querido… ¿Dormiste bien?” mientras había conseguido convertir la libertad en blues como un alquimista excéntrico; y no era un espejismo, vaya a saber cuándo, pero lo cierto es que fue en San Telmo, gracias a la sonrisa de un botija rapado que estaba por ahí, mientras se mimetizaba con la murga que purgaba adolescentes con mucha energía, ese día la mariposa Pontiac del talento se posó sobre su cabeza y fluyeron las ideas; era superlógico, pero él no se había dado cuenta de la bestia pop que llevaba dentro, esa descongestión le hizo bien al alma y junto con la banda trepó el árbol del gran bonete… lindos hitazos fueron a dar.
Lástima que se dio cuenta que el tesoro de los inocentes se encuentra en otra parte… se dedicó a mirar largo rato el Cielo y comprendió que así debía ser mejor… alta masacre se armó en el puticlub cuando contó la noticia, pero no pudieron decir que no, era una decisión tomada, un camino que tenía que recorrer él sólo. Cuando volvía, vio en los campos a la misma solitaria vaca cubana de siempre, sólo que por primera vez le sonrió.
Ahora es el capitán Barbazul versus el amor letal de la cordura, tiene tiempo para hacer lo que desee… y está bien, porque así tiene que ser después de un tiempo, no se va a caer del cielo, porque cuando subió hizo reservas; tiene guardado un capricho Magyar para cuando le apetezca, es su as bajo la manga… Siempre hay una parte de él que recuerda con nostalgia, cuando tenían un pacman en el Savoy… ahora él es solamente un indio.
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